(Portada: Amaia Ballesteros)
DNA,
you cannot fix what you get
Things
that I try to forget
In
my DNA
Blackfield. Welcome
to my DNA
¿Dónde me quedé?
Vale, ya lo recuerdo. Nos habíamos enfrentado a la peligrosa y letal Andrea
Turm, que había tratado de acabar con nosotros encerrándonos en un mundo de
trampas de su propia manufactura y diseño y había resultado ser su propio
homenaje particular a la memoria de su padre, a pesar de que la había maltratado
laboralmente hablando y quién sabe de cuántas maneras más, a juzgar por su
comportamiento psicótico, altivo y egocéntrico. Por fortuna logramos escapar de
aquella trampa mortal que puso al límite nuestra capacidad de resistencia y
hasta nos obligó a explotar nuestros poderes de maneras inéditas hasta el
momento, como lo fue en mi caso desviar las balas.
Bueno,
técnicamente, como ya dije que me explicó Adrian, no es que desvíe las balas,
sino que manipulando los campos electromagnéticos ambientales puedo provocar
una atracción casi imperceptible de los metales de modo que el tirador falla el
tiro por desviar la trayectoria, siendo el efecto visual como si fuera la bala
la que se ha alejado de su objetivo.
Pero no negaréis
que decir que puedo esquivar las balas es más corto y mola más, ¿verdad?
Bueno, el caso
es que habíamos salido bien parados de aquella contienda, aunque con un nuevo
enemigo, pues Turm también sobrevivió, y con cierto disgusto por parte de
Adrian, dado que fue él quien, en calidad de manager, insistió en que debíamos
visitar aquel satélite que acabó siendo una trampa. Sin embargo qué poco
sabíamos que problemas más serios estaban a punto de comenzar, así como la
manera en que íbamos a concebirnos a nosotros mismos…
Ya conté que fui
con Distorsión a pasar un rato al satélite comercial donde en su momento conocí
a Breakdown. Por qué elegí ese lugar, y si tenía intención de borrar de mi
cabeza lo sucedido allí, es algo que aún no soy capaz ni de contestarme a mí
misma. En este momento lo esencial e importante es que cuando estaba
contemplando el atardecer con Distorsión apareció uno de esos chismes esféricos
que ya nos habían acechado anteriormente y le irradió antes de que nos diéramos
cuenta de lo sucedido.
Por supuesto,
como pasó conmigo, Adrian le examinó y no descubrió nada anómalo, pero ¿cómo
puede uno estar seguro por completo de algo así? Por otro lado no sabíamos nada
de los otros a quienes esos robots habían envuelto también en su misteriosa
luz, en un caso porque era un enemigo jurado —Breakdown— y en el otro porque no
era una persona que se prestara demasiado al diálogo ni la colaboración en
equipo —Warren Shockman.
Pero algo estaba
claro sin género de dudas: había llegado el momento de tomarse ese asunto como
prioridad alfa. Cancelamos todas nuestras apariciones promocionales y nos
centramos en investigar los restos de aquellos chismes a fondo. Teníamos dos de
ellos, y si bien del primero, el que atacó a Shockman, no habíamos sacado nada
en claro, tal vez con dos la cosa fuera más sencilla.
Pero qué ingenua
soy a veces. Me creo que mi vida es una especie de comic de superhéroes.
El segundo robot
no nos dijo nada que no supiéramos ya del primero. El rayo era no letal, no
estaba armado, transmitía información. Parecía más un observador que un
enemigo. Ni siquiera tenía armadura de clase alguna. Como si quien lo diseñó
concluyera que ni merecía la pena el esfuerzo, dado que lo estropearíamos sin
apenas despeinarnos.
Pero a pesar de
ser un mecanismo, en varios sentidos, simple y burdo —ni siquiera su autonomía
era nada del otro jueves—, la naturaleza de su función seguía siendo un
misterio para nosotros y, lo que era peor, parecía haber cumplido con su misión
en varias ocasiones.
—Está claro que
tú eras un objetivo, Distorsión —debatió Adrian, de pie, con nosotros en la
sala de ensayo, cada uno tirado donde podía, pues estaba todo lleno de
instrumentos, amplificadores y cables—. Pero la primera vez que apareció no lo
dudó ni cinco segundos antes de lanzarse a por Echo, como bien dijiste.
—No sólo Echo,
también alcanzó a ese capullo de Breakdown —dijo Distorsión pensativo, con su
holo apagado y su mirada brillante—. De todos modos es posible que no supiera
nada de Breakdown y su objetivo fuera simplemente ir a por Echo.
—Puede que él
también corra peligro —aventuró Adrian—. Quizás debiéramos avisarle.
Distorsión no
dio crédito a lo que escuchaba.
—¿Avisarle?
¿Estáis locos? Ese tío ha jurado matarme. Si tiene problemas, que venga poco
menos que arrastrándose.
Sabíamos que
Breakdown preferiría morir antes que pedirle ayuda a Distorsión, pero ¿cómo
decirle lo que pasaba en realidad? ¿Cómo decirle que Breakdown es, en realidad,
el que una vez fue su mejor amigo y cofundador de The Jammers? Sólo Adrian y yo
sabíamos la verdad, y no era ese el momento de revelarla. Menos aún con
Distorsión preocupado por asuntos mucho más recientes y urgentes.
Debo admitir
también que estaba preocupada por Breakdown. En el fondo sabía que aún existía
una gran bondad en su interior, la misma con la que él me trató sin reservas.
Sabía que Reverb, su anterior alias, aún vivía en alguna parte, al margen de su
odio y deseo de venganza. Pero eso era algo de lo que sólo él podía darse
cuenta, yo sola no podría hacérselo ver por mucho que lo intentara.
—De acuerdo
—continuó Adrian—, pongamos como hipótesis que lo de Breakdown fue accidental y
él sólo estuvo en el momento inadecuado y en el lugar incorrecto. El caso de
Shockman es similar, dado que quedó más que claro que el objetivo primordial de
este chisme —señaló los restos— era Distorsión. Parece que vio una ocasión de
atacar gratis por sorpresa y la aprovechó.
Overdrive
carraspeó.
—Pero tú lo has
dicho, Adrian. ¿Atacar? Distorsión ha sido interceptado recientemente, pero de
lo de Echo hace ya tiempo y, como ves, está perfecta.
—Vaya, gracias
por el cumplido —dije bromeando.
—No por ser un
alien dejaré de ser un caballero, hermosa dama —dijo Overdrive siguiendo la
gracia—. Pero me temo que estamos tal y como empezamos.
Todo el mundo se
quedó en silencio un rato, cada uno pensando para sus adentros. Finalmente Fase
levantó la mano tal como si estuviera en última fila de una clase del cole.
—Tenemos una
base de datos, ¿por qué no la aprovechamos?
—¿Aprovechar
para qué? —dijimos la mitad al unísono.
—Si estos robots
esféricos nos han estado espiando a nosotros tal vez lo hayan hecho con alguien
más. Podemos ponernos en contacto con aquellos que conocemos y tal vez alguien
haya pasado por la misma situación.
—No es una mala
idea, Fase —comentó Distorsión—. Aunque eso implica que, mientras tú te dedicas
a buscar información, los demás estaremos de brazos cruzados.
—Será rápido
—aventuró nuestro batería.
***
Debo admitir que
Fase trabaja muy deprisa, y es muy eficiente en su trabajo. Pero el concepto
“rápido” es para nosotros absoluto más que relativo. Sin duda contactaba a gran
velocidad con muchos de los que habían sido aliados nuestros, pero a veces las
respuestas tardaban mucho en llegar, y otras veces no llegaban en absoluto,
como cuando preguntamos a ese cazarrecompensas malhumorado llamado Dobleseis.
Sólo cuando nos decidimos a ponernos en contacto con su socio, Códec, fue
cuando obtuvimos respuesta. Negativa, por supuesto.
Eso nos hizo
plantearnos una nueva y terrible cuestión. ¿No podría ser esto un plan de un
enemigo… de otra persona? Tal vez algún rival de Los Caídos, o del
cazarrecompensas antes mencionado. Algunos de los enemigos de Los Caídos ya los
conocíamos, como el Juez Nitram; pero había escuchado hablar, aunque sólo fuera
vagamente, de los sujetos a los que Dobleseis se enfrentaba y muchos de ellos,
como el Contaminador, me producían auténticos escalofríos.
Este sombrío
rumbo de pensamiento se vio interrumpido, por fortuna o por desgracia, aún no
lo sé, cuando Fase recibió contestación de dos viejos aliados nuestros,
Repulsor y Batería, otro par de cazadores de bonificaciones que hacían equipo
junto con unos cuantos más. A partir de ese momento fue Distorsión el que entró
en contacto con ellos, ya que al haber visto en persona a esos robotillos
esféricos varias veces sabía bien las preguntas que quería hacerles.
—Han sufrido la
misma clase de asalto que nosotros —nos explicó con calma—. Uno de esos trastos
salió a por ellos, irradió a ambos y Repulsor lo desintegró de un único tiro…
literalmente hablando.
Lo desintegró.
No pude por menor que contener una exclamación. La potencia de fuego de esa
gente era poco menos que impresionante. Me pregunté qué lograría Repulsor si
Batería amplificara su servomochila, tal como él sabe hacer, y apuntara al
suelo. Tal vez podría incluso llegar al núcleo de satélites pequeños.
—De modo que al
menos también ellos se han visto afectados —comentó Overdrive.
—Más aún que
eso. Por fin, tenemos una pista —añadió Distorsión—. Cuando todo ocurrió,
estaban en una vieja base en un mundo helado de mala muerte. Y según ellos, el
robot no les siguió hasta allí y luego les atacó…
Paró un momento
y luego siguió hablando.
—El robot surgió
de dentro de la base. Es decir, que ya estaba allí antes de que llegaran
—terminó con el rostro crispado y deseoso de acción.
***
Al fin teníamos
algo por lo que empezar, que sirviera para saber qué demonios estaba pasando.
Como no podía ser menos pusimos rumbo inmediato hacia ese mundo helado, que por
fortuna no se trataba del planeta Sestrum, como muchos pensamos de manera
inmediata. Ese planeta no sólo aparece en todas las leyendas y cuentos que se
narra a los niños de pequeños, para nosotros tenía de hecho un significado
nuevo y temible pues fue el lugar en el que logramos encerrar a un enemigo
terrible, uno contra el que ni la fuerza combinada Los Caídos, los
cazarrecompensas y nosotros mismos fue suficiente; ya habrá tiempo de hablar de
esto más adelante. Si nunca he hablado de ello es porque las primeras
escaramuzas de ese ser de pesadilla, así como su origen, están más ligados a
Los Caídos que a nosotros mismos. Al menos en ese momento.
Antes de
descender al planeta notamos que Adrian no salía a despedirnos, algo cuanto
menos extraño; cuando fuimos a buscarle notamos que estaba en el laboratorio,
pensativo, analizando una y otra vez los restos de los robots esféricos.
Estaba, de hecho, muy taciturno. Sus ojos se desvanecían en el reflejo de sus
gafas cuadradas y por un momento pensé cómo le verían aquellos sujetos
desdichados con los que fue obligado a tener que experimentar cuando fue un
científico prisionero de guerra.
—Tengo una
teoría sobre lo que puede estar pasando —dijo cabizbajo—, pero antes de decir
nada prefiero estar seguro. No os mantengáis fuera de contacto conmigo en ningún
momento.
Para qué negar
que esa afirmación no servía sino para preocuparnos aún más, pero preferimos
dejarlo y tomamos tierra en aquel planeta congelado. Según Fase ese mundo
inhóspito, de nombre SR688, era muy antiguo, remontándose a antiguos períodos
coloniales, y hasta tuvo una ciudad habitable en sus mejores momentos; pero
poco a poco se encontraron lugares mejores donde vivir y todo rastro de
población desapareció hasta quedar sólo un laboratorio de investigación del
ejército humano, por supuesto ya abandonado mucho tiempo atrás.
Allí hacía un
frío del demonio, casi veinte grados bajo cero, y por eso estábamos abrigados
como si estuviéramos en el último círculo del Infierno. Todos llevábamos
abrigos con capucha y por supuesto en mi caso aún llevaba la gorra puesta, en
aquella ocasión del grupo Warpaint. No iba a dejar que una nimiedad como el
frío estropeara mi manera de vestir, ni mucho menos. En el caso de Distorsión,
el holo quedaba curioso teniendo en cuenta que se veía la capucha al mismo tiempo.
Delay se había colocado sus gafas de piloto, lo que era una buena protección, y
sus mitones no estaban tampoco de más precisamente. Fase se limitó a mostrarse
fastidioso todo el rato, pues le encantaba enseñar sus tatuajes.
Y bueno, en
cuanto a Overdrive… pasó verdaderas penurias en su momento para encontrar un
abrigo que tuviera dos antebrazos izquierdos. Los almacenes de ropa no suelen
estar muy bien surtidos para sujetos alienígenas.
Cuando llegamos
a la entrada del complejo, de forma en parte semicircular, en parte de bloques
rectangulares, y con una larga hilera acristalada en su segunda planta, la
entrada se activó, se abrió, y Repulsor y Batería salieron de su interior para
darnos la bienvenida. No tuvieron que insistir mucho para que entráramos como
alma que lleva el Diablo, poco menos. Nada más hacerlo el acceso se cerró y
bloqueó a nuestras espaldas, con una luz roja que no resultaba muy
tranquilizadora.
—Tranquilos, es
cosa mía —explicó Batería, que llevaba su brazo biónico desnudo, dado que no
iba a pasar frío como consecuencia de que estuviera expuesto—. Hemos pensado
que si ese robot salió de aquí podría haber algún otro, y no vamos a dejarle
escapar. Por cierto, dadle saludos al doctor Harvester.
—¿Saludos?
—preguntó Distorsión intrigado.
—Claro que sí.
¿Quién creéis que diseñó para mí este brazo biónico amplificador de máquinas?
Concluimos, como
ya sabíamos hace tiempo, que era mucho lo que no sabíamos aún de Adrian
Harvester, aunque al menos toda nueva noticia parecía ser buena para nosotros
en términos recientes.
—Muy bien
colegiales, dado que somos los únicos con edad para beber en esta sala,
empezaremos con nuestra parte de la historia —dijo Repulsor con tono de sorna,
quitándose el abrigo y acoplando su servomochila, gracias a la cual obtenía su
potencia de fuego. Todos hicimos lo mismo, ya que allí dentro la temperatura
era mayor—. Llegamos a este mundo perdido y sin interés para investigar si pudo
haberse quedado en la sección de armas de este complejo algún chisme que nos
sirviera para Fortaleza —ese era el nombre de su grupo de cazarrecompensas—, ya
no sólo para nosotros dos, también para Silencio o Barrera. No había un solo
chisme útil, pero sólo miramos en las zonas donde era lógico hacerlo, claro, ya
que no tardamos en descubrir que este laboratorio en apariencia pequeño tiene
la friolera de ocho sótanos. No llegamos ni a bajar el primero cuando apareció
ese robot de juguetito que vuestro compañero —miró a Fase— mencionó. En efecto
nos irradió con alguna clase de luz, lo convertí en moléculas de un disparo
limpio, y ahí quedó la cosa. No le dimos más importancia al hecho, supusimos
que sería un dron olvidado con funciones de reconocimiento, o algo así.
—Ese modelo de
dron ya nos ha perseguido hasta tres veces —prosiguió Distorsión,
complementando la información— y su objetivo era nosotros sin el menor género
de dudas. ¿Cuándo ocurrió vuestro incidente?
—Hace un par de
semanas estándar.
—Cuadra en el
tiempo con los nuestros.
—¿Y bien, señor
con rostro de interferencia, qué sugieres que hagamos?
—Para empezar,
te sugiero que no me llames así si aprecias tu mochila —dijo Distorsión
separándose por su cuenta para echar un vistazo. Por supuesto, todos hicimos lo
mismo.
El lugar no era
especialmente grande, al menos no en las dos dimensiones horizontales. Era
cierto que ganaba en extensión si se tenía en cuenta su altura de más de dos
plantas, de fácil acceso, y donde estaba la hilera acristalada que apreciamos
desde el exterior. Eso sí, estaba plagado de muchos puntos poco iluminados,
contenedores rotos, pequeños cubículos destrozados… el misterio impregnaba cada
esquina de ese laboratorio abandonado.
Repulsor se
acercó a una parte especialmente oscurecida, una zona de pasillos que debía
conectar con el nivel inferior, y señaló con el dedo.
—Aquí estaba el
robot.
Fuimos hacia
allá. ¿Allí? ¿Tirado en el suelo? No hizo falta ni preguntarlo.
—No nos fijamos
porque todo pasó muy deprisa, pero no parecía que estuviera destrozado ni nada
por el estilo, sólo simplemente eso, en el suelo, inoperativo —añadió Batería.
—Y luego se
levantó —comentó Fase.
—Eso es.
—Hasta unos tres
metros de altura.
—Más o menos,
sí.
—Y empezó a
girar como si mirara a su alrededor.
—Eso es, pero
¿cómo sabes…?
Nos volvimos
hacia él y frente a nosotros estaba otro de esos robots del demonio, sin duda
saliendo de las sombras, como el anterior había hecho. Nos pusimos todos a
cubierto, pues parecía que estaba aún reactivándose, y nos preparamos para
atacar.
—Esta vez le
atacaremos antes nosotros —dijo Repulsor parapetado, preparando su mochila.
—¡No! —gritó
Distorsión—. Esta ocasión es única. Echo, protege a todos, no sabemos si podrás
rebotar su haz de luz, pero debemos intentarlo. Overdrive… es tu turno.
Overdrive salió
de su barricada, tras una mesa de escritorio, y se puso frente al robot,
llamando su atención. La esfera voladora se dirigió hacia él pero luego aparecí
también en escena, tratando de dividir su interés.
—¡Eh, chatarra!
—grité—. ¿Me recuerdas?
Al parecer sí,
porque ignoró por completo a Overdrive y fue hacia mí como una bala. Trató de
atacarme con su haz cónico, pero como Distorsión sospechaba pude rebotar su
descarga. Después de eso Overdrive se limitó a usar sus poderes y cayó al suelo
como si se hubiera quedado sin pilas.
—Puede que se
haya abollado, pero está intacto por dentro —comentó.
Nos acercamos al
robot, ansiosos. ¡Por fin podríamos ver uno en buen estado! Repulsor comenzó a
abrirlo y Distorsión se limitó a mirar, pues su mera intermediación física
podía dañarlo, como le pasa con muchas máquinas delicadas. Pero en el aire ya
flotaba una pregunta que hice en voz alta.
—Fue a por mí de
nuevo… ¿es que la primera vez no funcionó?
Repulsor fue
abriendo el robot con cierta prisa, arrancando las placas externas, dejando
sólo la piel de circuitos expuesta. Sus conocimientos de electrónica eran
limitados, no así los de Distorsión.
—Esto de aquí es
para transmitir… y esto de aquí almacena datos. Realmente es una especie de
robot espía, como pensábamos.
—Entonces,
cuando nos irradia…
—Obtiene
información que manda a alguna base central. Saca este panel de aquí —dijo a
Repulsor. Así hizo, y Distorsión le hizo señas para que se lo pasara a Fase.
—En efecto, esto
transmite, y lo hace a unas únicas coordenadas del Universo.
—¿Cuáles? —fue
la pregunta múltiple que se efectuó en voz alta.
—Ni idea, sé
leer en la placa cuáles son, pero yo no soy…
Todos los
pensamos al momento. Yo no soy piloto. Pero había alguien que siempre llevaba
gafas y mitones de piloto.
—¿Por qué me
miráis todos? —protestó Delay.
—Vamos, no me
irás a decir que no sabes absolutamente nada de pilotaje, que todo eso de las
gafas y lo demás es por estética —comentó Distorsión, paciente. No es agradable
arrancarle a nadie información de su pasado, sobre todo si no desea
compartirla.
Delay se quedó
callado mucho rato. Nada fuera de lo habitual, por otro lado. Pero al fin
habló, y eso sí que fue inusual.
—Vale, de
acuerdo. Pero no era nada que no fuera fácil de deducir de otra manera. Esas
coordenadas… marcan este punto, este mundo helado.
—De modo que
transmiten aquí —dijo Distorsión—. Tal vez escanean información de nosotros, y
la mandan a este lugar con el fin de…
Se interrumpió.
Repulsor y Batería no sabían por qué lo había hecho, los demás sí porque
conocíamos cómo funcionaban sus habilidades y, aparte, otros como Overdrive no
tardaron en sentir lo mismo también.
De todos modos,
no tardó en ser evidente para todos que algo grande se aproximaba a raíz del
temblor que empezó a retumbar bajo nuestros pies.
Cuando aquella
cosa surgió del suelo, rompiéndolo como si fuera una cuartilla apolillada, a
pesar de tener un espesor de varios metros, pudimos comprobar que su fuerza era
inmensa, pero hasta que la capa de polvo no desapareció del ambiente y no nos
pudimos poner en pie, pues cada uno salió despedido en una dirección distinta,
no supimos exactamente con qué clase de artilugio nos estábamos enfrentando.
Era una versión
más grande, como de dos metros de radio, de las esferas que nos habían estado
acechando, pero tenía un visor negro por completo y una serie de adornos
inferiores que daban la ilusión óptica de parecerse a dientes. Flotaba a varios
metros sobre nuestras cabezas pero parecía muy maniobrable, no como sus
hermanos pequeños.
Ah, me olvidaba
de un pequeño detalle: tenía cinco brazos, completos con sus codos, acabados en
una mano de tres dedos y con un orbe en su palma, para lanzar vete tú a saber
qué clase de energía extraña. De todos modos, nada de eso fue lo peor.
Lo peor fue
cuando empezó a hablar. Y reconocimos el tono de voz, aunque sonara metalizado,
al momento.
‘¿Os gusta? Me
ha llevado cierto tiempo diseñarlo.
—Desdémona —dijo
Distorsión cerrando los puños con violencia.
‘Premio, mi
joven amigo. Aunque si me permites decirlo, esperaba más de tu inteligencia y
que lo deducirías por el visor negro de mi nueva criatura, bueno, vieja en
realidad —dijo mientras el robot seguía flotando y movía sus brazos de un lado
para otro, espasmódicamente—. Este diseño proviene de bocetos de la Guerra de
las Ocho Colonias, y fue pensado para neutralizar a posibles superseres que
entraran en la contienda. Os dejaré que penséis cómo funciona, aunque os daré
su nombre y, con él, una pista. Se llama Mechamirror, es la versión 1.0, ¡pero
será suficiente para acabar con vosotros!
Después de eso,
de los adornos como dientes lanzó una descarga que nada tenía de inocua, en
contraste con las de los robots pequeños, en dirección a Distorsión, que la
esquivó a duras penas. Descendió ligeramente y se puso en lo que parecía
posición de combate, con sus cinco brazos arqueados hacia delante, girando como
una ruleta.
Nos separamos en
dos grupos, por un lado Repulsor y Batería, por otro lado nosotros, y nos
ocultamos detrás de sendas columnas de hormigón, que esperábamos que al menos
resistieran esas descargas.
—Está claro que
es una tontería usar nuestros poderes —sugirió Overdrive.
—¿Por qué dices
eso? —preguntó Fase.
—Muy fácil…
porque lo ha construido Desdémona. La última cosa con forma de esfera que
empleó contra Distorsión casi le…
No llegó a
terminar la frase, y Distorsión ya había salido a pegarse cara a cara con aquel
bicho de metal. Así de temerario era nuestro líder.
Se concentró
para tratar de freír a nuestro enemigo, pero nada más trató de hacerlo, uno de
los brazos desplegó un escudo a su alrededor, al tiempo que un ruido
ensordecedor se generaba en su interior. Un ruido que me trajo recuerdos de
algo sucedido varias semanas atrás.
Luego de eso le
tocaba disparar al Mechamirror por su rayo central. Corrí hacia Distorsión y
reboté el disparo, pero el androide activó su escudo y lo rebotó otra vez en
nuestra dirección. Aunque contuve el golpe una segunda vez, salimos despedidos
hacia detrás, y yo me golpeé con mucha violencia contra el suelo, junto a un
amasijo de muebles caídos y desordenados.
—¡Echo! —gritó
Distorsión, corriendo hacia mí. Mientras, el Mechamirror trataba de avanzar
hacia nosotros, pero los demás se pusieron en su camino, infundidos de valor
por la actitud de Distorsión.
Me cogió en
brazos y me apartó de la vista del robot. El golpe me había dejado muy
magullada, aunque estaba esencialmente bien.
—Ese escudo… era
como mis poderes.
—Lo sé, y ese
ruido me recordó a la manera en que Breakdown amplificaba su propia voz.
—Puede… duplicar
nuestros poderes.
—Sí, pero tengo
una sospecha, Echo. Quédate aquí. Nosotros nos encargaremos de ello.
Se fue de mi
lado y, aunque parapetada, tuve plena visión de la pelea desde donde estaba. El
robot estaba atacando con simples rayos a los demás, y usando mi escudo, mis propios
poderes, cada vez que alguien trataba de atacarle. Se diría que de momento sólo
nos estaba testeando. Aunque no se me pasó por alto que cuando usaba mi escudo
él mismo parecía sufrir daños por el poder de Breakdown, y entonces entendí lo
que Distorsión sospechaba y no tardó en confirmar hablando con Adrian.
—Los robots
esféricos diminutos escaneaban máquinas, Distorsión —le explicó Adrian, con el
que contactó al momento—. Por eso al usar el escudo para rebotar ondas que es,
en esencia, el poder de Echo, se mezcla con la amplificación de sonido de
Breakdown. Al escanearlos juntos el robot, ese poder está dañado y amalgamado
para sus sensores.
—Pero eso no
tiene sentido, Adrian —dijo Distorsión—. Para eso, nosotros tendríamos que ser…
Distorsión no terminó
la frase, y Adrian no la completó tampoco. Pero estaba clara. Máquinas.
Teníamos que ser máquinas.
—Ya os lo
explicaré. Pero piensa que en esencia tiene los poderes de los cinco escáneres
que los robots efectuaron, uno por brazo, por lo que me has descrito.
Distorsión cortó
la comunicación y miró a su alrededor. La pelea había pasado a un nuevo grado
de violencia. Repulsor trató de dañar al Mechamirror con su rayo, pero el
escudo rebotó el tiro, eso sí, con mucho esfuerzo. Acto seguido rotó y uno de
sus brazos le apuntó y disparó, acertando de lleno. Repulsor estaba intacto,
pero su servomochila había sido poco menos que devastada e inutilizada. Acababa
de emplear los poderes de Distorsión contra Repulsor. Distorsión salió
corriendo aprovechando el despiste.
—¡Nadie me imita
al cantar, y menos peleando! —dijo acercándose al brazo a poca distancia, y
haciéndolo saltar en chispas antes de que el megarrobot pudiera desplegar mis
poderes en forma de escudo.
Pero aunque ese
brazo ya no podía usar los poderes de Distorsión, y estaba bastante dañado,
seguía siendo un brazo. Golpeó a Distorsión y lo hizo volar cuatro metros hasta
dar con el suelo. Con ese leñazo ya eran tres las veces que nuestro líder
mordía el polvo. Se levantó y escupió sangre.
Con Distorsión,
Repulsor y yo misma malheridos, los demás lo tenían difícil para pelear contra
el Mechamirror. Empezó a lanzarles rayos de potencia devastadora de otro de sus
brazos que eran, obviamente, de la misma naturaleza del de Repulsor. Por
fortuna eran muy lentos y de escaso rango, por lo que podían esquivarlos con
cierta dosis de suerte y habilidad. Además de eso, a menudo activaba otro brazo
y aparecían insectos y otros bichos que entorpecían sus movimientos. Cuando eso
sucedía, el robot parecía como si se deformara y oscureciera, y entendí que se
debía a que el minirrobot que escaneó a Shockman lo hizo con todos sus aparatos
electrónicos a la vez, y por ello sus poderes también estaban fusionados y
resultaban de escasa utilidad conjunta, entre ellos los hologramas o los
anuladores de fotones. Eso, por fortuna, seguramente mantenía aún el secreto
del origen de Los Caídos.
Fase,
comprendiéndose inútil en esa pelea, aprovechó la confusión y sacó a los
heridos del medio para llevarlos conmigo. Distorsión aún hacía amagos por
levantarse, y realmente lo hubiera hecho de no ser porque Fase se lo impidió
por completo.
Overdrive y
Delay no podían hacer apenas nada por retardar o apagar a la máquina, dado que
rebotaba todos sus ataques, y por supuesto haría falta mucha potencia para
atacar el núcleo esférico central. Batería disparaba con su arma especial, que
sólo él mismo podía usar cargándola por medio de su brazo biónico, pero uno de
los disparos, al rebotar, hirió a Overdrive en una de sus manos izquierdas y cayó
al suelo.
Sólo Batería y
Delay quedaban en pie, y de repente observaron cómo un brazo del robot agarraba
a otro, concretamente el que disparaba la misma clase de rayos que Repulsor.
Empezó a brillar y les apuntó, y entonces comprendieron lo que iba a pasar de
un momento a otro.
El brazo que
duplicaba los poderes de Batería acababa de potenciar al que duplicaba los
poderes de Repulsor.
La descarga fue
tan brutal que el suelo se quebró por completo y Delay cayó al piso inferior,
quedando inconsciente en el acto. Batería permaneció consciente, pero muy
magullado. La pelea estaba a punto de terminar con pocas esperanzas de
supervivencia para nosotros, cuando la voz de Desdémona sonó de nuevo.
‘Esperaba más
oposición por vuestra parte. ¿Eso es todo lo que podéis hacer? Y pensar que
estaba preocupada porque algunos de los escáneres no dieron el resultado que
esperaba…
Distorsión se
puso en pie, muy lentamente. El Mechamirror reparó en él al instante. Pero
trató de apelar a la vanidad y la pomposidad de Desdémona, mientras hacía señas
encubiertas a Batería de que se preparara.
—De modo que por
eso los poderes de Echo dañan tu nuevo juguete y los de Éxeter están
defectuosos, ¿verdad?
‘El chico que
iba con tu teclista interfirió de alguna manera que no logro entender en su
totalidad, eso es. Y en cuanto al otro tipo con aspecto de pordiosero, debía
estar plagado de artefactos. No eres tan poco perceptivo como aparentas.
—No me lo creo,
Desdémona. ¿Qué hay de nosotros? ¡Somos seres vivos! ¿Tiene tu máquina ADN,
acaso?
‘Aún no lo
entiendes, ¿verdad?
Claro que lo
entendía, estaba pensando Distorsión, pero con tal de ganar tiempo, que se
tirara horas explicándolo. Además, así ella sin duda pensaba que demostraría
ser mejor científica que Adrian, algo demasiado tentador para pasarlo por alto.
‘Vosotros, en
esencia, sois en parte máquinas. Corre por vuestro interior… nanotecnología,
electricidad en vuestras sinapsis… el accidente os cambió por completo. No sois
como una tostadora, y entre vosotros no os afectáis si no es con un gran
esfuerzo. Pero me aproveché de vuestra naturaleza, desconocida para vosotros,
para dar el primer golpe de efecto.
—¿Y esto es
todo? —replicó Distorsión.
‘¿A qué te
refieres?
—¿Esto es lo
mejor que sabes hacer?
‘¡No sabes lo
que dices, insolente! ¡El Mechamirror es tan poderoso como lo son sus
adversarios! Es modular y puede configurarse con múltiples brazos. Con los
escaneos adecuados, ¡pueden crearse ejércitos imparables de este ser!
—Corta el rollo,
Diane —dijo Distorsión con tono de desdén—. Si pudieras hacer ejércitos enteros
de este bicho ya lo habrías hecho. Apuesto a que cada escaneo sólo te sirve
para una vez.
‘Pero una vez
¡será más que suficiente!
Aquel fue el
momento que Distorsión estaba esperando. Uno de los brazos hizo ademán de
moverse hacia otro. Estaba claro que era el brazo que duplicaba los poderes de
Batería.
—¡Batería!
—gritó Distorsión—, ¡déjate agarrar por ese brazo!
El aludido se
quedó callado sin saber qué decir, pero Distorsión se encaró hacia él con tanta
fijeza y determinación que aunque no supiera para qué estaba haciendo eso, fue
corriendo hacia la máquina, ocupada en ese momento, y se abalanzó hacia ella.
El Mechamirror, al ver que alguien iba directo hacia él, levantó el escudo pero
fue inútil, dado que no era ningún proyectil ni rayo lo que avanzaba hacia
ella, sólo un ser humano a la carrera. La única consecuencia fue que Batería,
nada más atravesar el escudo, empezó a sentir un inmenso dolor en los oídos,
dado que a la vez que los poderes de Echo, ahí dentro estaban funcionando
también los de Breakdown.
El robot estaba
flotando a altura media y por tanto Batería no lo tuvo difícil para dar un
salto y, con un adecuado movimiento, interponerse en el camino del brazo y que
éste le agarrara. Sintió una gran energía recorrerle por dentro, pero seguía
sin entender para qué estaba haciendo eso, aunque no tardó en ver que
Distorsión se movía con la idea de reunirse con él, entrando a su vez dentro
del escudo y sufriendo también dolor por los poderes de amplificación de sonido
de Breakdown.
Estiró la mano
hacia Batería y gritó.
—¡Ahora,
amplifícame!
—¡Pero eres un
ser humano!
—¡Nadie es
perfecto! —gritó Distorsión estirando la mano, incapaz de aguantar el dolor en
los oídos por más tiempo.
Batería, que estaba
empezando a sentir que la cabeza le iba a estallar, le agarró y, sin creer lo
que estaba haciendo, le transfirió toda la inmensa cantidad de energía que
sentía en su interior, pues sus poderes para aumentar la potencia de las
máquinas habían sido aumentados a su vez por el propio Mechamirror de manera
involuntaria.
Distorsión se
dejó caer y miró fijamente al robot, que se disponía a dispararle a bocajarro
con su descarga básica del núcleo. Los puños de Distorsión estaban cerrados y
parecía más mecánico que su propio rival.
—Esto ha sido
todo por hoy, esperamos verles en el próximo concierto —pronuncio con tono de
burla, sabiendo que Desdémona podía escucharle.
Y luego usó sus
poderes al máximo.
Aunque el robot
tenía el escudo levantado, la ola de destrucción mecánica que surgió del
interior de Distorsión lo atravesó sin el menor problema, como si fuera poco
menos que inexistente. Overdrive, Fase y yo nos llevamos las manos a la cabeza
—Delay tuvo la suerte de estar un piso más abajo, inconsciente— y comenzamos a
gritar al mismo tiempo que a nuestro alrededor empezaban a surgir toda clase de
explosiones descontroladas. Las cerraduras de las puertas reventaron y hasta
los cristales estallaron, y se oyeron también explosiones inferiores,
provenientes sin duda de los niveles subterráneos. Pero lo peor fue en el
interior del escudo del Mechamirror. Un haz de luz de un brillo insoportable no
nos dejó ver lo que pasaba, pero cuando se desvaneció, el pedazo más grande que
quedaba del robot no cabría ni en la palma de mi mano. Por desgracia, lo mismo
podía decirse del brazo biónico de Batería.
Distorsión
estaba de rodillas en el medio de la devastación, rodeado por los restos de su
enemigo. Echaba humo como un fusible quemado y su holograma fluctuaba a ratos.
Hasta a sí mismo y sus aparatos se había dañado.
Me levanté con
esfuerzo y me acerqué hacia él. Cuando traté de tocarle en el hombro para
levantarle me llevé un calambrazo.
Batería, aunque
muy dolorido por la pérdida de su brazo, se encontraba bien en todo el resto de
su ser orgánico, y se levantó poco a poco, mirando a Distorsión con admiración.
—¿Cómo has hecho
eso? —preguntó a Distorsión. Pero éste se limitó a levantarse poco a poco y
mirar a su alrededor, con el holo del rostro aún inestable.
Cargamos con los
heridos, reanimamos a Delay y nos dirigimos al exterior del laboratorio.
Repulsor pateó la compuerta de entrada, que cayó a la nieve como si fuera de
madera podrida, y salimos al exterior. Miramos a nuestro deslizador, a unos
veinte metros de distancia. La carlinga había sido desintegrada en mil pedazos.
No merecía la pena ni comprobar el resto del aparato.
—Os llevaremos
en nuestra nave —comentó Repulsor.
—No te molestes
—dijo Distorsión—. Está también inservible.
—Está al otro
extremo de este pedrusco.
—Estoy seguro de
que la onda expansiva la ha alcanzado también. Llamaré a Adrian para que nos
recoja… si mi comunicador aún funciona, claro.
En efecto lo
hacía, pero igual que su holo personal estaba muy dañado. Aun así pudo
contactar con Adrian. Por cierto que, adelantando acontecimientos, Repulsor se
dirigió a su nave y, en efecto, estaba también inutilizada. Ventajas de ser la
narradora.
Adrian no tardó
en contestarle.
—¿Qué ha
ocurrido ahí abajo? El Acorde Cósmico ha sido alcanzado con una energía tan
poderosa que casi lo saca de su órbita…
—Es largo. Ven
por nosotros —se limitó a decir Distorsión, y cortó la comunicación.
Acto seguido, se
desmayó en el mismo sitio donde había estado hablando.
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